Si no se hacía una reforma a este sistema, el costo de la transición hubiera sido mayor y el costo de mantener un sistema de pensiones sin contribuyentes que lo sostuviera, hubiera tenido que ser sostenido con impuestos ya que ese faltante lo venía solventando el gobierno con cargos al Presupuesto Nacional, lo cual aumentaba el riesgo de la sostenibilidad inmediata y futura del sistema, además, el gobierno Figueres Olsen heredaba de la administración anterior, un déficit fiscal de ¢100 mil millones, que hacía menos probable que pudiera seguirse cubriendo el faltante.
En este contexto, la Asamblea Legislativa aprobó en Julio de 1995 la reforma a la legislación que fue negociada en el primer trimestre del año. Los principales cambios que buscó la nueva ley fueron:
- Cambiar la figura de contribuyentes. Solamente los trabajadores activos y pensionados cotizarían para el régimen.
- El cálculo de la pensión pasó de ser el 90% del mejor salario a calcularse por el 80% del promedio de los mejores 48 salarios cotizados.
- El mínimo de cuotas para pensionarse pasó de 360 a 400 cuotas. Además se modificaron las condiciones por edad y años de servicio: ya sea que cumplan 60 años o que tengan 20 años de servicio, siempre requerirán el mínimo de 240 cotizaciones para pensionarse.
- Se modificó la cotización de pensionados pasando del 7% al 10%, lo cual se estableció como una contribución progresiva a la pensión.
- Además se puso un tope real a las pensiones para que no sobrepasaran el salario de un catedrático de la UCR.
- La reforma fue previamente consultada con los sectores sindicales, que rechazaron las reformas y abandonaron las mesas de diálogo el 23 de junio de ese año como protesta por el pacto Figueres - Calderón (donde se contemplaba la aprobación de la Ley que reformaba el sistema) y exigieron al gobierno sacar de la corriente legislativa la propuesta.
Como respuesta a la aprobación de la Ley, los educadores entraron en huelga agrupados en el Comité Cívico Nacional. En las solicitudes de la huelga, el Comité, apoyado por sindicatos y agrupaciones de empleados exigían al Gobierno la derogación de la Ley de Pensiones como principal demanda.
El camino hacia la resolución del conflicto se inició con las primeras negociaciones formales entre el Gobierno y los sindicatos el 30 de julio de 1995, por mediación de Jorge Mora, Rector de la Universidad Nacional. Para esta mediación se logró sostener varias reuniones, con el fin de llegar a un consenso final.
El 9 de agosto de 1995, el Ministro de Educación Eduardo Doryan, presentó una propuesta de acuerdo con los docentes. El Ministro de Trabajo Farid Ayales, envió una agenda de negociación al Comité Cívico Nacional para ser consideradas por los sindicatos y llegar finalmente a un acuerdo de cese de la huelga. El Comité Cívico Nacional rechazó esta primera oferta del Gobierno y presentó una contrapropuesta.
El 17 de agosto de 1995 la huelga llega oficialmente a su fin. Se firmó el acuerdo de fin de huelga en Casa Presidencial conforme a la propuesta del mediador del conflicto Jorge Mora, con una agenda de intereses comunes que culminaban los 32 días de huelga.
El acuerdo incluyó el compromiso del Magisterio de reiniciar lecciones en escuelas y colegios de inmediato y modificar el curso lectivo para reponer el tiempo perdido. Por su parte, el Gobierno se comprometió a pagar los salarios correspondientes a la ampliación del curso lectivo, a no sancionar a los participantes de la huelga y también a crear una comisión de alto nivel para discutir y resolver temas de la modernización agraria y el papel del agricultor, la justicia tributaria, las garantías sindicales, la ley de pensiones y las políticas salariales de los trabajadores del sector público, que eran parte de las demandas de los huelguistas.
La Ley de Pensiones no se derogó y hoy el Magisterio Nacional cuenta con un sistema sólido, cuyo punto de inflexión se dio en 1992, pero que en 1995 se enfrentó de manera decidida y con la certeza de que si no se hacían en ese momento, los ajustes hubieran sido mayores y los resultados peores.